A veces las angustias se hacen zarpas
sin llegar a guardarse en la memoria,
se enquilosan ancladas en el alma
a resguardo de los vientos del olvido.
En la oscura sordidez del inconsciente,
al amparo de su baba anestesiante
desgarran las entrañas indefensas
ignorantes del monstruo que alimentan.
Y así un día
un infarto,
un derrame repentino
acaba con la vida del sujeto,
y sus deudos azorados lo recuerdan…
Era un hombre feliz,
nunca tuvo problemas…
Texto agregado el 09-06-2016, y leído por 127
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
09-06-2016
Qué cosa, ¿no? ¿Qué pueden saber todos? Un beso. MujerDiosa
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