SONTODAS IGUALES
Son todas iguales…Decía el Zoilo, cada vez que se hablaba de mujeres Decía y pensaba el Zoilo. No argumentaba demasiado sobre su opinión, a lo sumo solía agregar sentencioso la versos del Martín Fierro, “ El hombre no ha de creer en lágrimas de mujer, ni en la renguera del perro “…No es que no le gustaran las mujeres, todo lo contrario, tenía una afición obsesiva por ellas. Solo que esta opinión le impedía relacionarse sentimentalmente. No confiaba en ellas, y les temía. No tuvo ningún desengaño amoroso que lo justificara, porque nunca se enamoró, se había puesto una coraza contra esa posibilidad y así había llegado a cumplir cincuenta años sin perder el invicto, en una soltería irreductible. Tal vez esto, a parte de sus características personales y situación económico lo hacían una presa codiciada por las mujeres del pueblo que caían a sus pies en su afán de enamorarlo. Él se dejaba querer, chúcaro a los embates del amor.
Pero un día, siempre hay un día, y él lo estaba esperando, en un viaje a Buenos Aires, conoció a la mujer que supuso merecedora de su confianza . Tenía todos los atributos físicos e intelectuales que le gustaban , una hermosa cara, buenos pechos, piernas nalgas y una suave piel que lo excitaba, amén de ser sumisa y callada. ..No lo pensó dos veces y con ella volvió para su pueblo.
Al llegar a su casa, la llevó ansioso al dormitorio, y sin mediar palabras la llevo a la cama, ardiendo de deseo comenzó a acariciar su piel desnuda, a recorrerle el cuerpo con sus labios…Y fue ahí que brotó desde la infancia esa imagen que viera en una película y que había signado su personalidad , la del hombre que mordía una moneda para constatar que no era falsa. Llevó su boca hasta sus pechos firmes, los besó, los mordisqueó apasionado…y ella se fue desinflando lentamente…muy len ta men te..
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