Por sobre el silencio
me llega el aliento del lago de tu valle,
e inunda mi libertad
con su aroma de aceitunas y jazmines.
No esperamos que cese la lluvia,
la provocamos extendiendo las manos
para que la fuente se desborde
hacia el sol de un amor imperfecto.
Nos hundimos en el lecho
hasta que nos escuche la vida,
hasta que se nos anude en los ojos
el rastro de las bocas,
y luego flotamos en esa sombra
que no se detiene a resolver la incógnita
de dos cuerpos sumergidos
en el delicado fuego de olas ardientes.
Texto agregado el 01-06-2016, y leído por 240
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