Soñé una cama
de una tersa blancura,
soñé la frescura
de sus sábanas al anochecer.
Y sentí la presión
de la almohada en mi mejilla
cálida... tranquila.

Y vi en mi sueño una dama blanca
que hacía las veces de deseo y protección,
surgió entonces la lujuria,
el anhelo de mi cuerpo en su interior.

Moría por ser el sueño en el sueño soñado,
y hacer verdad mi realidad interior...
pero...
me despertó el ruido de un automóvil.

No importa, apagaré el televisor
que ya sólo emite puntitos
blancos en la oscuridad
y me iré a la cama.