De mi nombre, sólo puedo decir, y no tan sólo, que brilla por su esperanza...
De mi apodo, sólo puedo destacar, y no tan sólo, que me hizo sentir aire en la bravura del viento...
De mis años, sólo puedo pregonar, y no tan sólo, que me acunan en los pozos infinitos, de encarnadas soledades y sociedades individualizadas...
De mis pasos, sólo puedo registrar, y no tan sólo, que están hechos de mercurio, a la razón de una lógica, y a la lógica de una razón...
De mi arte, sólo puedo destellar, y no tan sólo, que mi alma vanguardista, es musa fiel de la música, la danza, la fotografía, las letras, el teatro, la pintura, la artesanía, la energía...
De las huellas que decoraré en este espacio, sólo puedo decir, y no tan sólo, que un confabulador, que sabe de recopilación de huesos, que juntó cadáveres para la colección de sus sepulcros, afilándolos en cajitas de cenizas, en la repisa de sus tumbas, es quién barrió el polvo de mi inspiración, y abrumó mi estima para este desvergonzado zigzagueo, a la exploración de nuevas rutas...
(Marzo 2005) |