El momento se hacia largo y el lugar se volvía estrecho
Casi no podía respirar, me estaba asfixiando
Nunca antes lo había siquiera notado.
Hoy me puse a mirar a mí alrededor, todavía me pregunto como fue que llegue hasta acá y aún no doy con la respuesta.
Todo esta tan lleno de un no sé que...
Miradas vacías y risas falsas
Humanos sonrientes y brillantes aparentando el más colorido de todos los arco iris, pero por dentro se apretaban las carnes para que nada pudiera salir, para no mostrarse tal cual eran, y no por miedo, por supuesto que no por miedo, esta idea llega a ser ridícula al asociarla con estos seres, lo que sucedía es que no podían permitir que su naturaleza aflorara, su desgracia... era inconcebible dejar su orgullo de lado y sufrir y sentir. Estos seres humanos (como ellos se denominaban) no son “de esos”
Su mecanismo de defensa es demasiado sofisticado y no les permite esos arranques de humanidad.
Rápidamente volví a centrarme, me miré y me sentí como una completa extraña. Por un segundo me di cuenta que yo también me convertía en uno de ellos, de esta nueva raza, la inhumanidad, de este tipo de hombres y mujeres los cuales viven encerrados en terciopelo... pero mi ventaja es que me di cuenta y yo no quiero ser parte de eso, mi miedo a diferencia del de ellos es no poder enfrentar la realidad y no reconocerme persona (con todo lo que amerita la palabra) cuando deba hacerlo. No quiero vivir bajo falsas apariencias ni que mi mundo lo haga, y como dicen por ahí: “hay que empezar por casa”.