Llevo tu cuerpo en la mirada
y el itinerario necesario para recorrerlo.
Dulce y obediente memorizo
el tumulto de horizontes trashumantes
que rebota en la boca y en los dedos
y esas otras tantas cosas que quedan ocultas
por más que abra las manos
en la sombra dulce y con los ojos abiertos.
Me voy amontonando en tu espalda,
en la piedad de tus esquinas,
deteniéndome en el templo que guarda tus misterios,
y allí me inmolo en esa pira de martirio,
hasta que pueda despojarme un día
de esta necesidad de llevar tu cuerpo en mi mirada.
Texto agregado el 26-05-2016, y leído por 56
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Lectores Opinan
27-05-2016
algo me dice que no tienes la menor intención de despojarse de esa necesidad... me encantó... precioso!! esquizofrenica