Moriré narrando leyendas a los que no tienen la fortuna de imaginar la voluntad de los hombres.
Seré el cantante de las voces que nunca hablarán y consumiré mis fuerzas dándoles el sabor de mis palabras a quienes osen interpretar mis parábolas.
Me quedo sin aliento, no vienen a mi mente más historias, la vida se me apaga y los deseos de una verdadera visión se van como si fueran plumas lejos de las alas.
Sé que mañana nada quedará de mis cánticos agónicos y sólo el público regurgitará lo que quisieron esperar de mis enseñanzas.
Ámame, que ya no tengo ni una palabra más y te encomiendo mi espíritu.
( ¿y quién le devuelve su paraíso?)
Texto agregado el 13-09-2004, y leído por 255
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Lectores Opinan
06-12-2006
bella narracion.
Amáme, que ya no tengo ni una palabra más....
buena parte.
5*
lovecraft