Silenciosa, la tierra está quieta
y los viejos libros en la biblioteca.
Hay una solitaria lámpara que brilla
mientras la luz disminuye
sobre el naufragio de los sueños.
El pasto seco se incendia
queriendo aferrarnos para siempre.
Las horas flotando en algún lugar
con inesperada velocidad.
En el secreto de un crepúsculo
el mar que hay dentro de un reloj
cubre heridas. Podría ponerme a rezar,
pero nada es para siempre.
Texto agregado el 25-05-2016, y leído por 162
visitantes. (8 votos)