De una relación fugaz, nació el amor que hoy me aqueja. La relación terminó, mas no el contacto, ni los encuentros amorosos... Y el amor fue creciendo y creciendo.
Por mi parte alimenté la esperanza de que a cambio de sexo llegaras a quererme, sin embargo aquello no sucedió. A cambio de eso la vida inesperadamente me regaló un bebé.
Un bebé hecho, por mi parte, con amor. Pero solo por mi parte.
Lo que a mi me colmó de alegría a ti te trajo angustia, destruyó tus planes y eso te dio derecho a romperme el corazón.
Dijiste cosas de las que hoy debieras arrepentirte, pues hoy ese niño que di a luz es tu vida, al igual que la mía. Esas amargas cosas debieron matar el amor, pero no lo hicieron.
Ahora estás aquí, mirando nuestro bebé. Hoy deseas que sea más tuyo que mío, y ojalá no volverme a ver jamás.
Y yo no me aguanto las ganas de tomar tu mano, abrazarte y besarte, como antes, cuando creía que me querías, aunque no me amaras.
Quiero acurrucarme a tu lado, pese a todo.
A veces me siento tonta.
No puedo dejar de amarte. No puedo, aunque sé que jamás vas a quererme. Ya debes estar cansado de decírmelo. Y yo al parecer no estoy cansada de escucharlo.
No es tu culpa no quererme, ni es mi culpa seguir haciéndolo.
Quisiera sacarme el corazón y no sentir esto...
Un eterno amor jamás correspondido... |