En un cumplido estoy seguro,
en que me cuesta ser indiferente,
tal vez por lo encantado que me hallo,
o por lo estúpido que estoy siendo,
pues bien no hay consuelos,
ni menos indiferencia.
Sobre la marcha veo
y pruebo que el tiempo de eternidad que deseo contigo a solas, será un mero,
falto de sabor e insípido pescado,
que se tornará lejano y borroso.
Y más encima me exigen serle indiferente,
que me dedique a seguir
con mis proyectos y mil cosas,
fingiendo falsa molestia,
tirando afirmaciones o negativas cortas
al lago que del encanto emana a tu alrededor.
Es que quien te dice que
me muero por probar tus abrazos,
tus besos, tus caricias,
tus risas, tus llantos,
tus alegrías y tus penas.
Pues bien , por favor
no te me vuelvas ajena,
pues mira que si sigo de reojo tu paso,
de alma tu cuerpo,
y de encanto tus gestos,
por favor créeme
que perdemos
los dos
siendo indiferentes. |