NI FALTA QUE HACIA. A mi padre,donde esté.

Te fuiste en silencio y sin hacer ruido, casi avergonzado,estoy seguro, invicto gladiador de la vida por primera y última vez derrotado.
Aun asi te marchaste echando el resto cual desesperado miura,corazón y cojones hasta el final.
Asi te conocí y asi te recuerdo. Asi te admiro.

Pese a todo no nos hemos conocido bien del todo,nunca tuvimos planes juntos ni aficiones comunes.
No fuimos jamás uña y carne, ni lineas coincidentes.

Ni falta que hacía.

Sí, me enseñaste a montar en bici,me llevabas de pesca y me enseñaste a disparar contra oxidadas latas e infelices pajarillos.
Me enseñaste que las casas se construyen con las manos, que la azada debe penetrar la tierra hasta preñarla de frutos.

A tu lado aprendí que la llegada del viento tiñe de rojo los cielos y que cuando decide marcharse, la lluvia viene a despedirle y a llorar su ausencia contra la tierra sedienta.

Decías que el sudor compra monedas,que la mejor inversión para el dinero, es echarlo al bolsillo de dentro y que el mejor gasto es el que no se hace.

Pero no eras un buen maestro...
La impaciencia te podía, no supiste enseñar y mi pereza te asqueaba,prefiriendo una y mil veces quedarte tu solo en el andamio o ante la extensión de tierra seca.
Me enseñaste que la poesía era tontería y que la historia era la biblia.
Se te olvido enseñarme a cantar, a llorar,a abrazar... Eso tuve que aprenderlo yo.

No viejo... definitivamente no fuiste un buen maestro.

Ni falta que hacía.