Recuerdo el primer día de sesión que tuvimos. Estaba tranquilo el día, creo que fue a comienzos de Marzo o finales de Febrero, más abajo recordé la fecha al abrir el archivo de su primera sesión conmigo. Aún el calor se hacía presente pero ya se sabía que no subirían más las temperaturas que estaban bordeando los 23ºC. Llegó temprano, como de costumbre se dio a lo largo de la terapia, tanto conmigo como con el tratamiento neurológico al cual fue derivado al tiempo después, cuando di mi primer impresión y opinión acerca de lo que veía en él y su forma de desenvolverse ante su problema.
Tocó la puerta sin notar que existía un timbre, pero no fue molestia alguna el sonido de la madera haciendo eco por la consulta. Yo estaba sentado adelantándome un poco al tema, recopilando información y algunas técnicas para tratar su estado de incertidumbre ante la enfermedad que él mismo creía tener y quería sanar. Tarde nos dimos cuenta que ya era parte de él hace mucho tiempo y que tarde también fue la reacción que tuvimos profesionalmente hablando, pero esos detalles los nombraré después, hoy, hoy quiero contarles mi primer experiencia con él en la consulta.
Se presentó algo tímido, con ojeras notoriamente oscuras y los lagrimales irritados, su cara era pronunciada y poseía la típica barba de semana y media poco cuidada, pelo corto y anteojos bifocales. Su edad no era tan alejada de un joven, pero su forma de vestir algo anticuada para el año lo hacía parecer de más edad de la que tenía, si no mal recuerdo por esos días estaba a meses de cumplir los 34 años y parecía ya cercano a los 40 y algo. Flaco de contextura, pero fuerte apretón de manos, de esos que inspira confianza o los que realmente quieren aparentar una rudeza interior para no verse débil ante un desconocido. Escuchaba música por un oído conectado a su teléfono celular y en el bolsillo interior de su chaqueta siempre tenía una pequeña libreta para anotar anécdotas y sucesos que iban ocurriendo durante el día. Me comentó que lo hacía porque le gusta hilar a veces las experiencias que tenía en su casa con cosas cotidianas que a veces le ocurrían en la calle. No parecía inseguro, pero sí se notaba ese estrés concentrado que deriva en saltones rápidos ante situaciones sorpresa que lo dejaban algo intranquilo a simple vista. Camisa oscura, chaleco de cuello en v, unos jeans negros y zapatos del mismo color. Me presenté y lo hice pasar de inmediato al asiento frente a mi escritorio.
- Hoy hablaremos un poco, no creo que vaya a tomar muchas notas profesionales en esta primer sesión pero sí te puedo dar algunos consejos más superficiales para que puedas relajarte en casa - le dije notando una suerte de desconcentración rápida que lo hizo levantar ambas cejas asintiendo de forma dudosa toda la frase que acababa de decirle - No te molesta, ¿cierto?
- No, está bien, simplemente quiero botar un poco de esta sensación amarga y frustrante que tengo cerca de la garganta y piernas, es extraño, es como un calambre crónico que no sé de dónde apareció, pero lo atribuyo mucho a lo que le comenté por teléfono.
- Está bien entonces, háblame un poco de eso, y por favor, no me trates de usted, tendré más edad que tú, pero estoy acá para ayudarte y si logramos una buena comunicación, me gustaría poder entregarte ese aporte en calidad de amigo, quiero que confíes en mí, será un caso difícil, hay poco de esto por el lado científico y en lo que me respecta a mí, psicológicamente hablando, las experiencias que tienen registro son poco cualitativas y definitorias en lo que se concluye, es por eso en parte que quise tomar tu caso, quiero también aportar a mi círculo y si tú mismo me ayudas podemos hacerlo bien, pero tenemos tiempo y si tú también quieres ayudarme entonces no hay por donde dudar el uno del otro.
- Sí, entiendo perfectamente su... tu idea, perdón - dijo sonriendo levemente recordando lo que recién le había pedido, se movió en su silla para sentarse más cómodo y me miró directamente a los ojos - Ojalá tengas la oportunidad de ayudarme como quiero, haré todo lo posible por serte lo más sincero y descriptivo para que esto no se nos ponga más difícil de lo que dices. Quiero de verdad entender en primer lugar porqué mi cuerpo está reaccionando así ahora. Esto jamás me había ocurrido, o no que yo lo recuerde. Mi madre dice que nadie en la familia ha tenido problemas de trastornos de sueño, creo que así se llama.
- Sí, efectivamente, nosotros a tu caso de todas formas lo llamamos más específico y es Parasomnia, el concepto engloba sí muchas características y efectos, pero el tuyo es un caso especial de Parálisis de sueño.
- Así es, bueno, de eso vine a hablar.
- Cuéntame. Por favor.
La sesión se habrá extendido por lo menos 1 hora y media, media hora más de lo que tenía presupuestado, pero a sabiendas de que podía ocurrir, traté de no fijar más consultas hasta pasado el almuerzo. Sé que quieren saber con detalles qué fue lo que me contó, sé que es parte de la investigación que hicimos, sé que él no me mintió en ningún momento, pero debo recalcarles que soy muy escéptico y me costó mucho procesar lo que voy a plasmar a continuación. Quiero que tomen absoluta seriedad de lo que acá se hablará, mi intención no es fomentarles un temor o una reticencia al tema, pero dentro de los hechos y sucesos de los cuales fui también testigo en algunas sesiones que realizamos al tiempo después, debo pedirles discreción, cuidado y por sobre todo, mucho respeto, ya que fue una temática muy sensible y algunas de esas experiencias fueron bastante fuertes para una persona normal. Es de recordar que las hacemos públicas netamente porque queremos encontrar a más gente y poder ayudar, esa es la misión que nos propusimos, tanto médica como profesional, en conjunto con el médico neurólogo Fernando Villagrán. El reporte que escribí traté de plasmarlo lo mejor que pude, ya que en mi primera sesión con el paciente, olvidé llevar mi grabadora, pero tomé apuntes y notas lo más rápido que pude, tratando de no interrumpir en ningún momento la historia que estaba escuchando a excepción de momentos en los que él mismo me preguntaba si tenía alguna duda o quería indagar más en los detalles de su vivencia, que para decirlo de forma bastante poco profesional y subjetiva, no tenía nada de vivo.
El paciente, al cual pasaremos a llamar dentro del diagnóstico NSM, comienza a narrar un suceso perturbador sucedido hace ya 3 semanas atrás a contar de hoy, 14/03/2002, 10.37am, acontecido en la habitación de su departamento donde vive solo hace 2 años y 1 mes, según pudo calcular. A eso de las 02:53 am, dice recordar bien la hora porque pudo ver su notebook encendido en su velador, despertó con un fuerte malestar en sus piernas producto de lo que él dice, fue un calambre muy fuerte y doloroso. Al momento de abrir sus ojos, notó que el dolor se expandía por su pierna derecha más rápido que por su pierna izquierda y que además de lo incómodo de la sensación, notó que no podía moverse ni hablar. Trató de recomponerse relajando su respiración y volviendo a cerrar los ojos, pero cuenta que al momento de cerrar nuevamente éstos, una imagen se replicó en su mente como si fuese la continuación de un sueño previo a su golpeado despertar. Describe un marco de madera como el de un cuadro con varios detalles, como la cantidad de líneas (3), el color (amarillo bajo barniz), textura (describe gotas del barniz sobre el marco que indican que estaba fresco o hace muy poco tratado) y tamaño (40 cm de ancho, por unos 50 cm de largo). Indica que no hay cuadro dentro del marco, pero sí nota que la muralla tras de él se mueve como si fuese una neblina, asume que el cuadro no está colgado si no que suspendido en el aire o afirmado por hilos invisibles a sus cuatro esquinas. El sueño comienza a devolverle la tranquilidad a pesar del dolor que sentía producto de sus piernas y que a pesar de saber que está completamente inmóvil en su cuerpo "terrenal" (usa ese término), su cuerpo "onírico" se puede mover sin dificultad y a voluntad producto de su lucidez entre lo que asumo es su estado natural de vigilia y su estado de sueño MOR (o REM si gustan). El paciente describe que la neblina que invade su sueño lúcido es cálida y le produce escalofríos agradables por su espalda y sus brazos, incluso logra describir que le produce erizamiento de la piel y lo hace temblar producto de los espasmos que los escalofríos le generan. Dice estar en pie pero que no puede caminar, mas sus brazos logran tocar y sentir el marco flotante que ve al frente de él. Súbitamente la niebla comienza a transformarse en una ventisca helada y punzante que mueve el cuadra de manera alterada y chirriante. El sonido que escucha, a pesar de su cercanía con el objeto, es lejano y dice que no es algo común. Asume que se trata de una voz en un idioma inentendible que está hablándole a través de los sonidos que produce la madera del marco, el viento y la nieve que golpea su cara y el objeto. El sueño vuelve a tener un cambio drástico y esta vez dice estar nuevamente viendo su habitación y ahora el cuadro está colgado en la muralla derecha del cuarto a un costado de su cama. El paciente cambia su estado de respiración al comenzar a detallar los sucesos que comienzan a partir de esta escena del sueño. Dice que se ve a sí mismo acostado en su cama tiritando con la sensación de que está tratando de zafarse de algo. Levitando se acerca de a poco a su cama para intentar escuchar nuevamente lo que en el ambiente se escucha o cree escuchar, pero sigue sin entender. Comienza a desesperarse y toma noción de que está vagando en un sueño de segundo nivel, a través del sueño dice ver su computadora nuevamente y han transcurrido exactamente 2 horas. No sabe en qué se perdió esa cantidad de tiempo en el sueño, o dice no recordarla por la cantidad de cambios que tuvo el sueño, intenta no desesperarse más de lo que ya está, asumiendo que su cuerpo lo tiene encerrado en sí mismo y que le urge de sobremanera poder despertar. Hace un intento por gritar y atraviesa la barrera de su estado REM con un "pito agudísimo" en su oído derecho que lo hace volver a abrir los ojos. Acá NSM se vuelve a acomodar en su asiento, respira profundamente, dudando un poco de sus propias palabras por su estado de frustración y miedo que se notan ahora en su rostro, dice: Pude reconocer una sombra parada a la altura de donde yo me encontraba en mi sueño, fue como verme ahí pero desde la cama ahora hacia los pies de ella, estaba ahí mismo, sin moverse pero era yo. No vi el cuadro cuando me reincorporé, cerré nuevamente los ojos y respiré profundo, intenté sentarme en la cama y las piernas las tenía completamente agarrotadas pero al menos me contestaban, tenía miedo de volver a abrir los ojos, de verdad tuve miedo, pero necesitaba saber si no estaba durmiendo aún. Los abrí y ya no había nada, solamente la sensación de que alguien había estado ahí y el mismo escalofrío que sentí dentro del sueño. Me comencé a frotar las piernas y hacerlas entrar en calor y cuando ya me sentí más tranquilo, la noche ya se había acabado. Eran las 6 am y comenzaba a amanecer en el horizonte que logré ver a través de mi cortina. Tuve miedo de volver a acostarme a dormir. Fue todo muy real y muy sensorial. Al levantarme me desmayé sin previo aviso y me desperté acostado nuevamente. No tengo idea de lo que sucedió conmigo durante mi inconsciencia y no sé si quiera saberlo ahora, pero si eso puede ayudar a mejorarlo, sé que ustedes pueden guiar sesiones asistidas de hipnosis para revivir el momento. No me interesa si es algo caro. Si me ayuda ese proceso, lo pagaré. Quiero salir de mis dudas y por lo que hablamos por teléfono, al menos ya sabes que en estas 3 semanas, he vuelto a desmayarme 2 veces más y los sueños se hacen cada vez más recurrentes. Si mi cabeza me está jugando mal, quiero curarme. De verdad no quiero lidiar con esto todo lo que me queda de vida.
El paciente después de esta declaración me pidió un café que se tomó hirviendo. Su presión había bajado mucho mientras contaba su experiencia y afuera, aún había sol. Fijamos la segunda sesión lo más pronto posible y apenas salió de mi consulta, llamé a Fernando para hablarle del caso y de las opciones que teníamos. Dado la intensidad de su problema y de lo seguido que se estaba dando, decidimos someterlo a una Polisomnografía que arrojó varios resultados naturales y otros bastante fuera de serie. Fernando será el que escribe la próxima experiencia. Yo dejaré esta hasta acá.
|