Acuérdate de todas las palabras,
también de las que no te he dicho.
Asómate aunque sea un momento
y deja que el deseo nos ampare.
Despójate de tu propia vergüenza,
ven a mí con las defensas rendidas.
Se tú sin pedirle permiso a la noche.
Deja que se sienta en el universo
el sonido del rio que vierte tu cuerpo.
A cualquier hora abre tus caminos,
el mejor momento nos ha de llegar
sutilmente, en el mutuo dar y recibir.
Conócete mujer de todas las estaciones
y por sobre todo no te apiades de mí.
Texto agregado el 15-05-2016, y leído por 112
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