Comenzaba la temporada de cosecha de manzanas y me habían contratado para comprarles la fruta a los agricultores de la provincia de Curica.
Llevaba medio día trabajado y dentro de la neblina apareció un agricultor con un canasto de manzanas, se veía algo extraño y perturbado. Se acercó a mí y me dijo que venía de parte del terrateniente Jorge Mendoza, me explicaba que más atrás venía una camioneta con tres mil kilos de manzanas y que él traía en un canasto las sobrantes, las cuales eran un regalo para mí.
Me extrañaba su mirada y su forma de observarme, me decía que yo le parecía familiar, y que el lugar se veía muy anticuado y deteriorado. Habían pasado 30 minutos y la camioneta aún no aparecía, el anciano muy inquieto, decidió mezclarse con la neblina e ir en busca de la camioneta, no lo vi nunca más.

-''Es así como el anciano al introducirse en la neblina, encontró la camioneta con las manzanas, guió al chofer hacia al acopio de frutas y ya no estaba el amable joven al que le obsequió el canasto de frutas, había una mujer y el lugar se veía en perfectas condiciones. Muy confundido recordó su juventud, la vez que trabajó para una empresa comprando manzanas, en aquel mismo lugar y recordó a un anciano que le había regalado un canasto de frutas''