Si el roció viajero,
te espía
caminaras seguido,
por tu risa.
Horadaras cada paisaje
de la briza
cuidaras cada canto
de ave
migratoria.
Escucharas el
sonido del viento
palpitar,
y sabrás
que te acompaña
la vida misma,
que se funde con
tu andar.
Transita tu misma
senda,
sabrás que existe
un cielo azul
Y mar turbulento,
cuando se refleja
el azul celestino.
Viajaras,
buscando caminos
ya recorridos, pero al fin
encontraras
el ansiado lugar
donde cada letra
sea un peldaño más,
una piedra menos.
Allí subiendo esa cuesta,
tú nombre, que
se anotó,
antes de que tú nacieras.
Allí cielo, mar y tierra
confluyen,
formando tu cuerpo,
tu alma,
tu corazón,
y tu pluma.
Alessandrini María del Rosario
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