Los labios resecos a fuerza de reclamar una y tantas veces por las visiones cegadoras.
Desfallezco, como en los pasados recientes, sin embargo las dudas de estas sombras parecen más intensas. Síntomas repetidos, de impredecibles resultados. Y es que de tanto aguardar por el salto, olvido el por qué me mantengo en la espera.
Parece ser que la alerta no tiene motivo. Si es que alguna vez lo tuvo.
Prefiero manosear lo de siempre.Y luchar por mis dudas. Sentado donde siempre y contemplando como el mundo sigue girando. Con mis fantasmas. Con mis demonios. Y también sin ellos.
Quizas efectivamente la luz existe, pero la ceguera se mantiene. Por la costumbre de querer lo que no tengo, e ignorar lo que existe de tanto habitar en la rutina.
Una pausa a esta noche eterna. Un dulce bálsamo con el color y el sabor de los sueños. Para mis manos que hoy están vacías.
Y requieren tocar.
Aun cuando tan solo sea el vertigo de la caída, pues es claro que pronto regresaré el silencio. El compañero de siempre.
Texto agregado el 10-05-2016, y leído por 157
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Lectores Opinan
09-06-2016
Algo distinto... buena textura en estas letras. Avespaciano
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