No necesito escribir todo lo ya conocido por la humanidad acerca de los sentimientos hacia la figura paterna, mas aún si especifico mi sexualidad todos podrán ver fácilmente al Edipo que llevo dentro.
No puedo negar que el se ha ganado un respeto especial en mi persona y hoy no lo condeno (mas lo hice alguna vez) por sus actitudes.
Intento comprender la brecha generacional entre nosotros e imagino que también yo he de impactarme con los desarrollos futuros de la sociedad, siendo honesto, me genero un sentimiento de “viejo chico” al sorprenderme con el sedentarismo intelectual que reflejan los quinceañeros actualmente. Estas reflexiones pueden dar para largo, pero estaría evadiendo el tema que estoy tratando.
No deja de escabullirseme de la mente una idea que mi padre formuló en una conversación hecha mientras mi madre nos alimentaba cariñosamente con el fruto de su laburo (siempre gracias por tus manjares).
Todo comenzó por un comentario acerca de un programa de “animal planet”.
-¿papá? - le pregunte con cotidianidad – ¿viste el documental sobre el calentamiento global?
-Si – afirmó sin dejar de saborear el pavo
-Es increíble como los ecologistas llaman a crear conciencia sobre el daño que estamos haciendo los humanos sobre el planeta...
-De que el humano está dejando la cagá, no hay duda – me interrumpio
-a mi me apena en cierto modo ¿sabes? - proseguí -. Pienso en todas las especies animales que peligran su existencia debido a los cambios climáticos. imagino que mis hijos no podran conocer en plenitud tantos animales, ya que es muy diferente el ver una foto, que apreciar la imponencia de un gran animal. yo tuve la suerte (y con esto no digo que apoye la tenencia de animales en cautiverio) de ver elefantes en los circos y lo mas probable es que las futuras generaciones no puedan asombrarse con la briosidad que emanan
-ah, pero esos bichos culiados tienen que morir – vuelve a interrumpirme.
Con esta sentencia mi padre lastimó mi faceta ecologista. al ver mi cara de indignación el responde:
-El elefante tiene una masa corporal descomunal, no te muerde ni te rasguña. Te aplasta, te embiste, te pulveriza, prácticamente te desintegra. No pertenece a esta era, es un animal “prehistórico”. Un animal moderno no necesita tanta masacre para matarte, por ejemplo el sida, ese es un animal actual, se incuba en ti por el placer y es tanto o mas certero su ataque que el de un elefante. Al elefante lo matas con algún arma de fuego poderosa, ya el humano supero su devastación, pero al VIH nadie lo mata. Pero tienes razón, El elefante es un animal muy lindo e imponente .
Me tomo una pausa, un poco sorprendido. Aunque me cuesta admitirlo, sus ideas son ciertas y dieron en el blanco. La comparación de la destrucción del elefante, animal gigantesco, poderoso con la del VIH, microscópico y creado por el hombre gatillaron mi interés.
No he quitado la vista de mi padre. El señala algún punto en la mesa, al que yo no presto atención y me pregunta:
-¿me puedes alcanzar la sal? |