El árbol transpira su agonía y su delirio de soñar con esas hojas que lo visten de naturaleza, el aire lo respira al sentir la nube de dolor que emanan sus poros. Mientras los pájaros sueñan sin dormir, explotan los monstruos del lago enardecidos al contemplar el barro ácido que se escurre junto a los peses muertos.
El valle se cubrió de desolación, el río ya no aporta sus aguas cristalinas, todo es desolación, están en el ciclo más escaso. La niebla cruza abrazando los árboles secos, polvorientos. Y las hormigas escondidas en sus huecos tiene una fiesta, hay comida, bebida y nuevos nacimientos de hormiguitas. Ellas trabajaron todo el año para esta ocasión, y no asoman a la superficie, están entretenidas con los discursos de sus valientes soldados que ganaron la partida a otras hormigas negras, trayendo más comida al hogar.
Abejas revolotean, pero no hay nada para hacer su preciada miel, todo es escaso. Las flores congeladas viven bajo las ramas secas y caídas.
El lobo es el único que vive aturdido, y no se da por enterado que el otoño arrasa, el solo corre detrás de caperucita tratando de enamorarla, pero sabe que el hachero lo vigila, además su abuelita se compró un jeep, y recorre el lugar buscando a su niña que se perdió hace unas horas y está preocupada.
Blanca nieves se pasea feliz con sus siete enanitos amigos, y el bosque florece de repente al verla tan blanca, tan bella, pero es solo una alucinación. De los enanos que se quedaron sin poder coquetear un tiempo más con ella.
La bruja anda hambrienta buscando niños, pero ellos están en su casa con la familia viendo los dibujitos animados, así que no saldrán hasta que llegue el tiempo lindo, para ese entonces la bruja morirá de hambre y frío.
El bosque habla solo, y su voz resuena como una melodía de ensueño, de magia, de terror. Hay un mundo afuera, y el lobo se muere de hambre, y caperucita se muere de risa por la situación del pobre lobo feroz que ya perdió ese título, ahora la feroz es su abuelita que canta y su voz se extiende en una canción de ganadora por todo el paisaje...
Qué mal lo pasan los que viven en el bosque inventado por el otoño.
ALESSANDRINI MARÍA DEL ROSARIO |