Tormenta, vorágine, tsunami de emociones y recuerdos solo con una imagen fugaz y tenue, como cuando posas tu cabeza en una ventana hacia el pasado , y ves tu alma reflejada en el cristal, formándose, rehaciéndose, recomponiéndose, y volviendo a empezar, nunca igual, porque las cicatrices no se borran, solo se esconden.
Giro la cara y huyo de esos miedos, de la incertidumbre anterior y del pasado que corroe, porque sé lo que se siente, y es esa desesperación la que marcó mi camino, y que no pienso revivir.
Giro la página del libro de mi vida con la impresión de deshacer palabras con mi omisión, pero las letras terminan siempre agolpándose , en un resumen de momentos, de historias concluidas o inconclusas de mi tiempo.
Las miradas que se entrometen en mi espacio vital, y carcomen como termitas mi estabilidad, quizás inocentemente me convierten en una espiral que me lleva a un punto desconocido de mi misma, en donde, con toda seguridad, encontraré la llave del cajón que cerré hace tanto tiempo.
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