Tus ojos fueron abismos
en donde parte de mi se formo,
una oscura encrucijada que respira el dolor,
un estanque vacío, sucio en olvido,
una bóveda sombría en donde yacen demonios
disfrazados de ángeles
Hoy en nuestro nido no hay nada,
solo el frágil cimiento
de sombras traviesas y podridas las ramas,
tus ojos, un pedazo de infierno,
un zorzal asfixiado, por siempre sin canto,
un invierno estancado, derretido entre llamas
Observa y sonríe, como se han degradado,
Esos cálidos días de por si desangrados,
Por tus ráfagas fúnebres,
y el ocaso de nuestro cielo,
se ha de perder para siempre,
se han de oxidar en las penumbras,
lo que jamas hubo de haber nacido,
muertos ya hasta los huesos, hoy, nuestros años
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