Inicio / Cuenteros Locales / Gatocteles / Crónicas de Tiberio
El payaso siciliano “Tatú” prescindió de su nariz amorfa y la peluca de rastas de Froot Loop cuando conoció a Cleotilde, una prostituta morena y sinuosa como sirena mutante de Avenida Tlalpan.
De manera que Tatú igual abandonó el apodo que aludía a su metro y treinta de estatura y se presentó como Vincenzo Tiberio con la ninfa que se retorcería de placer en la cama al comprobar dónde se compensaba la falta de altura del muchacho…
Al menos esa era la versión que sabíamos quienes acudíamos religiosamente a comer sopes y quesadillas al puesto de Tiberio al salir de la oficina. Porque no había otra explicación coherente para entender las miradas amorosas que le arrojaba a Tiberio esa hembra de cepa que picaba cebolla y cilantro con docilidad.
Fueran peras o perones, nadie se metía con Cleotilde luego de que mucho tiempo atrás a un tarado se le quitaron las ganas de estarla chuleando cuando en cuestión de segundos Tiberio saltó del tenderete con un cuchillo cebollero que le acopló al pescuezo mientras mascullaba insultos terribles en la lengua del Dante.
Quitando aquello, todos reconocíamos la destreza del hombre que reemplazó sus pastas legendarias por los antojitos mexicanos cuando mordisqueó unos tacos de carnitas con un guacamole picoso hasta su madre, que paladeó como si degustara cajeta de Celaya.
Dicen las malas lenguas que el genterío hacinado en el reducto de Tiberio no sólo acudía por lo delicioso de sus quesadillas, sino a causa de dos espectáculos extras: el cuerpo quita-aliento de una inmisericorde Cleotilde bien escotada que se las arreglaba para inclinarse cuando no la veía su esposo; y la secuencia inverosímil del minúsculo Tiberio encaramado sobre un banquito para alcanzar el molcajete donde bailoteaba el tejolote con el garbo de un tlaloque afanoso al suscitar las lluvias.
Sin embargo sólo pocos allegados a Tiberio supimos la razón de su popularidad: bastaba con que estuviéramos ahítos luego de que se apaciguaba el fuego de sus salsas a la media noche para que se limpiara las manos regordetas en el mandil, sacándole filo a sus cuchillos mientras nos refería las historias inauditas de los “figlios de puttana” que arrostró en su infancia, justo antes de ser seducido por el circo donde apasionó a las malabaristas con los mismos atributos que tanto valoraba su mujer.
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Texto agregado el 29-04-2016, y leído por 579
visitantes. (17 votos)
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Lectores Opinan |
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08-10-2024 |
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25-10-2023 |
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Muy buen relato. Gran descubrimiento en esta página. Saludos. jovauri |
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22-07-2023 |
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El imaginario en el Arte con mayúscula,
In cuesto escenario Siciliano,
aquí mis cinco Pentagramas; Juan_Poeta |
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08-06-2023 |
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Divertido relato, pude imaginarme toda la escena, con ese atrativo color local que le confieres. Ese Tiberio sabía sacarle provecho a sus virtudes y defectos, y no se dejaba disminuir. Podríamos aprender bastante de Tiberio. Un gusto leer tu prosa, estimado Gatocteles, me ha parecido súper amena y entretenida. Dhingy |
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28-05-2016 |
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Dime; ¿Sera como las crónicas marcianas de Bradbury? O sea... seguiremos disfrutando de las aventuras del gran -pequeño- Tiberio. cinco aullidos expectantes yar |
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02-05-2016 |
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Es una delicia los antojitos y el tono narrativo que usas para estos cuentos, que me remiten a la ciudad de México con todas sus crónicas posibles. Me imagino al protagonista de puntitas sobre algún Banco para rebanar un trozo de piña en lo alto del trompo de la carne al pastor.
Un abrazo. umbrio |
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30-04-2016 |
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Realmente Gatocteles, me has cautivado. Estoy imaginando todo y más que nada los atributos que mencionas. Vuelan estrellas!!! MujerDiosa |
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30-04-2016 |
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Admiro tu vocabulario, siempre listo para la sátira y el desparpajo. A su vez ardo por conocer a Carloscaro. ***** para los dos. Clorinda |
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29-04-2016 |
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Tus relatos siempre atrapan desde el principio y éste no es la excepción.La naturaleza, en su sabiduría, compensa lo que falta y,a Tiberio, le dio tamaño donde las damas más lo aprecian.UN ABRAZO. GAFER |
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29-04-2016 |
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Lo ha dicho todo SOFIAMA, pero yo guardo un secreto, soy petiso y mi fama es la de Tiberio. Jajaja, un abrazo, Carlos. Carloscaro |
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29-04-2016 |
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1. Cada vez que publicas un texto con esos nombres que huelen a historia algunas veces, mitología otras y ciencias médicas como en este caso, me obligas a indagar sobre lo real e imaginario de tus textos; y es fascinante comprobar, una vez más, el ingenio proveniente de una mente cultivada. SOFIAMA |
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29-04-2016 |
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2. Este escrito, como todos los tuyos, destaca no sólo por la creatividad tan brillante que es tu impronta, sino por ese lenguaje culto que empleas en tus creaciones. Hay sensualidad manejada con el mismo cuidado que das al uso del léxico. Brillante y cautivante narración. Un abrazo full y mi admiración de siempre, Gato querido. SOFIAMA |
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