Todo es tan imaginable y tan fantástico, tan maravilloso e inusual, las palabras construyen y derrumban…

Si yo pudiera calmar el dolor de los demás sin necesidad de palabras, lo haría.

Si yo pudiera transformar la realidad, la triste realidad con un chasquido, lo haría.

Si yo pudiera enseñar a volar sin alas para llegar lejos, lo haría.

Si yo pudiera acabar con el hambre y la soledad con solo un gesto, lo haría.

Si yo pudiera pintar el mundo de deseos y hacerlos realidad, lo haría.

Si yo pudiera acabar con el maltrato y la necesidad, lo haría.

Si yo pudiera sanar el corazón del malo y cambiarlo, lo haría.

Si yo pudiera brindar amor sin prejuicio, sin un corazón tan corrompido, lo haría.

Si yo pudiera abrazar y eliminar de las personas las mortificaciones, lo haría.

Si yo pudiera acabar con la enfermedad y las preocupaciones, lo haría.

Si yo pudiera devolver el tiempo y cambiar mis palabras, lo haría.

Si yo pudiera no ser diferente y cambiar esto, lo haría.

Si yo pudiera quitar las cargas de los demás, lo haría.

Si yo pudiera, desaparecer la palabra dinero y este concepto, lo haría.

Pero luego de pensar esto, de imaginar lo maravilloso que podría ser, solo me queda un vacío de mi humanidad y de los que me rodean, un silencio y una frustración que me embargan, de no ser tan mágico y tan fantástico para ayudar, para amparar, solo me quedan mis acciones tan frívolas, tan humanas y poco significantes, y me apego a mi profesión, a mi vocación, con fe, porque allí está mi humanidad, allí está la certeza de que tal vez puedo hacer algo, tan pequeño, más que un grano de arena, tan silenciosas que son mis acciones, tan pasivas, tan superfluas, tan indiferentes, lo que sí puedo hacer es mantener mis pies firmes en la tierra, lo que sí puedo hacer es continuar y entender mi humanidad, no puedo solucionar nada, solo ayudar a cargar con esa cruz, a tratar de hacer las cargas más ligeras, a sonreír y desinhibir…

Lo que yo puedo hacer, eso haré.