Anhelo aquel beso. Codició nuestro encuentro aún sin importar el tiempo, que la poesía forje nuestros rústicos cuerpos hasta la metamorfosis de los deseos más perversos. Ahi dejaré de ser un ente para completarme y "ser". Pues ahora sólo vivo en las rimas, ese, nuestro placer. Persigo despertar como aquel día, cuando te acercaste a extinguir la sed de mi carne encendida, ahogando en tu boca la piel erecta de mi hombría, y en tus rojos labios adherido el bálsamo de mi sexo partía.
Texto agregado el 27-04-2016, y leído por 156 visitantes. (2 votos)