No te obsta una losa en el afecto,
pero pones tierra de por medio
y en tal quebrazón no hallo remedio
por todo el perjuicio y desperfecto.

Ayer colocaste predilecto
el cariño en un sublime predio,
hoy lo depones, necio, con tedio,
tomando de su fin lo insurrecto.

Y sigue luctuosa comitiva
en el entierro de un sentir vago
que es el de la querencia emotiva
por sólo su nacer rudo amago.

Mas no te lamentes de su viva
expresión, que en el áspero trago
tu ánima dejó de estar cautiva
y la mía tanto instinto aciago.