Corren, gritan y juegan
los chicos en la plaza del dorado sol
los gorriones adornan su vida con cantos
y las hojas curtidas caen desde el cielo
reposando en los pastos
ahogadas entonces por cien zapatos

Se dilatan los pulmones
se ruborizan sus mejillas
mientras homenajean la existencia
las sonrisas de la primera infancia
la hermosa ingenuidad de los presentes años
la eterna y verdadera fuente de la juventud

Y hasta que caiga la tarde
y las nubes a la escondida jueguen
resonaran entre los tilos las voces
de los pequeños seres humanos
llenos de alegría y verdor

Y cuando la noche despierte
opacando todo el esplendor
en la plaza del dorado sol
habrá llegado el silencio
y en el silencio duermen
enterrados los sueños
hasta que despunte el día
y las aves a los pequeños esperen
para cantar juntos sobre la tierra
y amortiguar las crudas sombras de la vida