No me lo pueden negar, todo cristo se ha cagado alguna vez encima, al menos cuando éramos bebés, aunque no me refería a esa etapa de nuestras vidas. La verdad sea dicha, no hay cosa más humillante que cagarse encima siendo adulto, pero hasta para cagarse hay que tener arte, como dirían en mi tierra, uno no puede cagarse encima y ponerse a llorar como un niño pequeño, eso sería patético, hay que cagarse con dignidad.
Antes que nada debo decir que tal situación le puede pasar a cualquiera y en cualquier sitio, y si nos ocurre debemos actuar con la cabeza fría.
Normalmente pasa que lo que pensamos que es un pedo ( un peo le llamamos aquí ) resulta que no es tal cosa, sino que pesa algo más, así que iniciaremos los mecanismos adecuados.
No se puede andar como un pato mareado porque llevemos una plasta de mierda en el culo, eso es ridículo, se darían cuenta todos los que nos rodean, saldremos andando cual modelo en una pasarela de moda, con garbo y energía aunque la mierda nos llegue a las rodillas, ya habrá tiempo de limpiarse...
Por la peste no se preocupen, si se pega a un grupo nadie sabrá quién es el culpable de tal desfachatez, es más recomiendo que si les ocurre incluso se indignen con una frase tal cual : “ ¡ joder vaya peste que hay aquí, es insoportable ! “, y se quedan tan panchos.
Cuando se retire del grupo tiene dos opciones, una ir al lavabo y hacer un lavado de emergencia, no lo recomiendo, el jabón de manos del aseo no arranca la nauseabunda peste de la ropa y seguro que dará el cante cuando regrese. La otra opción es dar una excusa y retirarse para irse a casa, eso si, no coja su auto pues no habrá forma de quitar la peste en mucho tiempo, debe de tomar un taxi, se dará cuenta de que el taxista le crucifica con la mirada, usted tome aire y pase olimpicamente de él, aunque note que la mierda le haya llegado a los tobillos, en caso de que le haga algún comentario sobre la peste a mierda, tiene el recurso de mirarse las suelas de los zapatos y decir lo siguiente : “ ¡ Hay que ver la poca vergüenza que tienen los dueños de los perros, podrían recoger las cacas coño !”, aunque el taxista sabrá de sobras que es usted el que se ha cagado, pues no es la primera vez que le ocurre...
En fin, espero que nunca les ocurra, pero si no es así ya lo saben ¡ por favor, cáguense dignamente !.

Luis Barrasa Martínez ( Barrasus ), Sevilla 12 de septiembre de 2004