Si cansados de ser mal usados y aplicados, se declararan en huelga los sentimientos. En paro, interrupción, suspensión, detención; dijeran alto, nos plantamos, no va más.
Cortaran autopistas al cariño y a los afectos, bloquearan las salidas y entradas de la ternura, no dejaran trabajar a ninguna de las emociones, aislaran los canales de la simpatía y el apego, acorralaran todo interés y toda afición, impidiendo que pudieran siquiera llegar a asomarse.
Paro total y por tiempo indeterminado, sin temor a represalias, amenazas o desquites, y paralizaran todo lo bueno, también todo lo malo, por lo tanto sitiaran al odio, al encono y al rencor, no dejaran circular al resentimiento ni la antipatía, incomunicaran al desprestigio y a la infamia, inmovilizaran a la inquina, la hostilidad y a las manías, el mundo despertaría siendo un distinto mundo, poblado de bobalicones que no podrían usar sus sentimientos, casi un mundo de primitivos animales imprecisos, guiados solo por instinto, privados de razón y juicio. |