No quiero hablar más de amor.
No quiero disfrazar más esa necesidad física de poseerte,
hacerte mía cada vez que caímos tan bajo como para hacerlo parecer amor.
no quiero hablar más del néctar de la pasión que bebimos con total desenfrene, inexperiencia y sin ninguna precaución.
no quiero saber nada más de ti, ni de nadie que finja una sonrisa, cuando disfrutamos aún más del herirnos y hacernos daño por olvidarnos de algo tan efímero e irreal como el perdón.
no quiero escuchar tus gritos, ni oír tus quejas, o ver tus lágrimas, aunque todos nos digan que nos amamos y sigamos refugiándonos en el odio hacia nosotros dos,
no quiero pensar más, no quiero sentir, no quiero llorar, = soy hombre no puedo llorar, a veces gotitas ruedan desde mis ojos por mis mejillas, pero nunca sabré más que es el dolor.
si no hay apego alguno no te podrán doblegar; el desapego de todo, incluido el odio y el rencor, ahora me permite respirar, ver al mundo con nuevos ojos, incapaces de “amar”, palabra sublimizada por poetas expertos en oratorias para amadores de lo efímero y apegados al dolor, al sentimiento banal de sublimizar el placer más exquisito de decir nosotros dos.
juntos; necesarios el uno para el otro como instrumentos del que se yo “destino” “la vida”, que un día nos junto,
como una tormenta furiosa que se estremece contra un mar picado estruendoso desatando la furia total y el capricho hermoso poderoso sublime y destructivo de la naturaleza, de la pasión de la razón y el actuar irracional de olvidarnos del capricho, del ego, de la vanidad, de la individualidad, del ser, de quien soy; de un actuar sin prejuicio, como un vistazo a la libertad, aun encerrados en nuestros restos, sin ataduras ni pudor, sin saber nada el uno del otro, sintiendo sin sentir, actuando irracional verdaderamente pasión, comunicarnos sin necesidad de pensar siquiera de hablar, sabernos algo más que sentir, más que placer, así = tal vez no podrá ser mas, fue bueno vivirlo, saberlo, no sé si lo saboree, lo viví fue real, solo lo alucine, lo invente, lo reinvento con cada recordar, con cada cambiar la hoja, con cada olvidar… una experiencia más… ahora solo me queda el disfrutar de la calma de mi momentáneo otoño prematuro y anticipado, como la calma de un atardecer después de una tormenta, con una mente serena, olvidándolo todo, aceptándolo todo, sin culpables, sin inocentes, sin juicios, sucesos desteñidos, desdibujados, del pasado, de lo olvidado, presentes, que no hieren, que no alteran más mi claridad, sin perdones pues no existen faltas que perdonar, acción reacción, causal sanguíneo de una atracción, no hiere mas, no hay odio no hay rencor no hay amor, no hay amigos no hay soledad, a veces me olvido de quien soy para encontrarme a mí mismo, y aceptarme en lo perdido, en lo ganado, en lo que es, lo que no está, y sonrió, para ti sin saber quién eres, y te hago sonreír ¿podría funcionar? Volteo y no estas más.
no quiero hablar más del amor por que el amor no existe, fue creado por los hacedores de corazones rosa para fomentar el día del amor y la amistad, fue creado por los poetas para poder expresar sin penas su fantasía, es la falacia más grande que el mundo podría contar, porque no es más que un enorme tren que te arrolla y deja tus despojos regados por toda su ferrovía de fuego, tal vez el amor si exista, si exista pero en la mente inmadura de un amador sin experiencia que quiera volar, es solo una suposición en la mente de un jaguar cuando asecha en la espesura de la hierba salvaje, a un cervatillo, como silbar una canción vieja campesina, en una noche sin luna a la luz de la total obscuridad, el amor es Dios; Dios no existe, por lo tanto el amor a muerto, nosotros lo hemos matado….
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