Hace unos días, cansado y aburrido de mi vieja máquina de escribir, decidí invitar a unos amigos a casa. Una cena sencilla, sin tanto alarde.
A las seis menos cuarto, casi todo estaba listo. hacían falta mis invitados. El timbre sonó. Corrí a la puerta. Fue cuando pude ver las dos figuras de mis primeros invitados.
Borges sonreía abiertamente y me saludó con un abrazo. Vallejo, sin embargo, con la postura seria y acostumbrada, se limitó a asentir.
Ambos pasaron.
- ¿Por qué no esperamos a Julio?- me animé a decir sonriente.
- Sería propio-respondió Vallejo sentándos en el sofá, imitando a Borges.
- ¿Pero cómo has estado, César?-Borges sonrió y le guiñó un ojo.
Vallejo frunció el entrecejo.
- Trilce.
- ¿Triste y dulce?-dije alzando una ceja-. ¿Cómo en el poema?
- Ciertamente, muchacho, ciertamente.
Reímos.
En una hora, cuando Julio había llegado ya estabamos sentados en la mesa, peleando por el último trozo de pavo, y discutiendo sobre "El brujo postergado" de Borges.
- ¿Pero admites- dije- que plagiaste a Juan Manuel?
- Puede que sea-rió Borges-. Pero los cuentos no son iguales.
- Nunca leí su cuento.
- Pues deberías, chico- terció Vallejo, tomando un poco de vino blanco-. Gran escritor, don Juan.
- Pero por supuesto- intervino Cortázar devorando su pedazo de pavo-. ¿Por qué no vino?
- Calderón se me adelantó en la invitación- dije-. Me dijo que era urgente. Creo que quería un final apropiado para "La vida es sueño".
- Su más reciente producción, si no me equivoco, ¿no?- Borges se daba palmaditas en el estómago.
- Sin duda, Jorge- Vallejo había acabado y encendía un cigarrillo.
- ¿Todos los fuegos, César?
Sonrió.
- Sólo si siembro heraldos negros en mi jardín.
Alguien llamó a la puerta apresuradamente. Oímos gritar desde afuera.
- Puedo escribir los versos más tristes esta noche...
Reímos.
Neruda no pudo terminar, porque lo dejamos pasar y comer lo que sobraba. El hombre resultó ser un barril sin fondo, porque ese día mi refrigerador quedó vacío.
Pero valió la pena. Al final de la velada, escribimos unas líneas, que gracias a la bondad de estos genios quedaron como mías:

La noche estrellada
a los lejos de su luna
y su helada cuna
gime y llora por tí,

por no tenerte
y se oscurece en llanto
y no te tiene aún,
igual que yo;

que no te tengo
y lloro
y me oscurezco
en soledad.

Lo llamamos "Medianoche" porque Vallejo, Borges y Cortázar se tuvieron que llevar a esa hora a Neruda borracha, que le decía a Borges: "Me gustas cuando callas, porque estás como ausente.
Pero es una pena ellos se hayan ido, aunque nunca estuvieron, y yo siga escribiendo estas líneas.
¡Lástima!