Divinas hojas que dejan la herida abierta,
supurante y agonizante en un sordo suplicio
hasta cuando el cielo, ya muerto,
se vuelve fosco y vacío.
Entonces nos muestra el interior infinito,
de los abismos creados a partir de las llagas
en el desgarrado cielo nuboso
por donde ahora destila la noche de una vida.
Texto agregado el 10-04-2016, y leído por 80
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