Cobayos
Fueron pocos segundos hasta que abrió el sobre con los resultados de los estudios médicos.
Cuando decidió incorporarse al programa de pruebas con drogas experimentales, su enfermedad no paraba de avanzar. Le explicaron todos los procedimientos clínicos a que se sometería. Sabía que en el grupo había pacientes que recibirían el tratamiento y otros solo un placebo. Una suerte de juego de vida o muerte librado al azar. Nunca le gustaron los juegos y menos aun en momentos tan críticos.
Solo una inyección una vez por semana, en un período de tres meses.
Tanto fueron sus deseos puestos en la prueba que había decidido suspender todos los tratamientos convencionales que estaba llevando a cabo.
Todos los martes, la adusta enfermera le tomaba el brazo sujetado en la parte superior por una goma, mientras con pequeños golpecitos le hacía brotar su delicada vena que asomaba de la piel.
Su mirada siempre se fijaba en la profesional, tal vez queriendo deducir por su conducta, si pertenecía al grupo de los beneficiarios del medicamento o un cobayo mas ofrecido en pos de la ciencia.
Solo vagas explicaciones y una ilusión que la mantenía en pie. Si bien sus padecimientos no menguaron en sus comienzos, algo le decía que iba por buen camino. Promediando el tratamiento, comenzó a experimentar cambios significativos en su salud.
Indubitables signos de mejoría presentaba Claribel, libre ya de los espantosos dolores que apenas la mantenían en pie, dieron paso a un cuerpo exultante y radiante. Fueron su mejores días en años, lejos de padecimientos e de los invasivos tratamientos que la postraban aun mas. Ahora sentía que era feliz.
En muy poco tiempo pudo realizar todo aquello que esa absurda enfermedad le impedía.
Aquella noche de otoño, se recostó en la misma cama que muchas veces la ahogaba en llantos y por primera vez pudo descansar, abrazada a sus mullidas almohadas, se dejó llevar al sueño infinito. Un final que nunca hubiera imaginado, una sucesión de imágenes, sentimientos y emociones y una luz en el fondo del túnel que le indicaba el camino.
No tardaron en aparecer en las noticias impactantes títulos que hablaban de un laboratorio que había desarrollado un medicamento que se llevó la vida de todos los participantes de la prueba experimental; salvo, claro está, aquellos que fueron sometidos a placebos.
Siguiendo estrictamente todos los protocolos, hoy se incorpora al vademécum de especialidades medicinales, el producto “Vida Eterna”, de los afamados laboratorios D&D Inc, considerado el mejor tratamiento para alcanzar una muerte digna.
OTREBLA
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