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La florista
Eran las 10 de mañana y el viejo de 88 años se dirigía al mercado a comprar sus flores para ponerle a su esposa como todos los martes.
Al señor no le gustaba ir al mercado porque le daba coraje no perderse comprar lo que él quería porque no le alcanzaba el dinero.
Caminando iba y se dirigía con la florista. Ella es una mujer de 45 años que tenía un carácter bastante complicado, y casi nadie en el mercado le hablaba. La florista compraba sus flores en la central compraba de lo mejor a bajo precio, le gustaba subirle más a las flores de lo que le costaban.
Poca gente le compraba por el mal carácter que tenía. El viejo se acercó a la florista
-me da unos claveles
-¿de qué color? – dijo la señora en un tono seco.
-rojos por favor.
-¿les corto parte del tallo?
-si – dijo el señor
-son 14 pesos
-¿cuanto? – pregunta el viejo
-14 pesos – dice la mujer en tono duro.
-es que solo traigo 10 pesos
-pues ya subieron. Lléveselas porque nadie me las va a comprar ya les corté el tallo.
-no me alcanza – dijo el viejo.
-¡pues quítese de aquí!
El señor por primera vez en 32 años de muerta su hermosa esposa, no le puso flores.
A la semana siguiente las habladurías en el mercado se hicieron presentes. En la semana la florista fue a comprar su mercancía más temprano de lo normal para poder comprar las mejores y a buen precio para poderlas vender muy caras en el mercado. Pero no se dio cuenta que una de las plantas que le dieron eran toxica, y en su casa al acomodarlas se encontró con la flor y fue intoxicada con ella, las consecuencias fueron ceguera total y una infección cerebral. El viejo al escuchar la notica compró unos claveles en un puesto más barato con una señora mucho más amable. Se dirigió a la casa de la florista, una vecina la cuidaba y dejó pasar al viejo.
-¿quién es? – pregunta la florista
-soy el señor al que no le vendió las flores la semana pasada. Solo tenía 10 pesos
-¿qué quiere? – pregunta la florista con mal genio
-mi esposa murió cuando teníamos 55 años de casados, toda una vida juntos, pero una leve infección en las meninges la mató. Desde que murió le pongo sus flores, los claveles eran sus favoritos. La semana pasada fue la primera vez que no le puse flores, su altar se veía triste, sin color, sin flores – dijo el viejo - Me voy soy un viejo de 88 años y no puedo andar mucho tiempo en la calle solo, le deseo pronta recuperación. Le dejo unas flores que compré en otro puesto, bueno, me las regalaron.
El viejo salió del cuarto y se fue sin que la florista dijera palabra alguna. A la semana siguiente el viejo se enteró que la florista murió en su casa y que sería enterrada en el panteón municipal. Tanto a la esposa como a la florista les llevaba claveles todos los martes.
Fin-
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Texto agregado el 05-04-2016, y leído por 214
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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05-04-2016 |
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A mí tambien me gusta. Gracias. 5* KQ58 |
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05-04-2016 |
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Tierna, triste y aleccionadora historia. La avaricia y la envidia son los tóxicos para mortíferos que puede padecer un ser humano. Buen trabajo. Un re abrazo. SOFIAMA |
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