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El fin de la torre de Babel
Según el Génesis capitulo 11, la torre de Babel fue mandada construir por un tal Nimrod un rey semita, que decía descendía directamente de Cam y se empezó a edificar al poco de terminar el diluvio universal, pues Nimrod previendo que a Jahveh se le podía ocurrir en el futuro otra idea parecida, supuso que si construía una torre lo suficientemente alta en caso de una nueva inundación podría librarse y de paso si conseguía hacerla lo suficientemente alta quizá podría llegar al cielo y darse por allí una vueltecilla.
Eligio para la construcción una llanura en las afueras de Babilonia que le pareció un lugar ideal pues tenía cerca un fácil suministro de agua, pasaba cerca el rio Éufrates y era una zona arcillosa ideal para la fabricación de ladrillos que pensaba utilizar en la torre.
La Biblia cuenta literalmente, que ante tamaña osadía, cuando estaba a medias la edificación, Jahvé “confundió sus lenguas”, haciendo aparecer de golpe multitud de distintos idiomas que hizo imposible que los trabajadores se entendieran y que los encargados pudieran coordinar los trabajos, por lo que cuando llevaba ya unos noventa metros de altura, tuvieron que suspender y abandonaron la obra , dejando a medias la torre que fue poco a poco destruyéndose por el paso del tiempo, hasta que al final se derrumbo del todo.
Contado así, la verdad es que la cosa parece rara, primero porque la idea de llegar al cielo con una torre, no se le ocurre ni al que dicen que aso la mantequilla y segundo porque el que de pronto cada uno hablara en idiomas diferentes no parece lógico, pues en aquel tiempo solo hablaban en acadio y gracias.
Así que intentando aclarar la verdad de lo sucedido hemos analizado en profundidad muchas diversas fuentes para que arrojaron luz en el asunto y después de consultar los escritos del rabino Midreash, el libro III de Baruc, las anotaciones del historiador judeo romano Joseb y la erudita obra de Pseudo Filon de Alejandría, estamos en condiciones de asegurar sin ningún margen de error que los sucesos fueron muy diferentes.
El asunto comenzó en el periodo entre los años 1792 y 1790 A/C, momento en que Babilonia vivía una de sus épocas más gloriosas, la proximidad del rio Éufrates, su creciente tráfico fluvial y el hecho de estar situada en un nudo de comunicaciones con ciudades tan importantes como Uruk, Acad y Lugashko, hacia que la ciudad creciera como no lo había hecho nunca, la enorme afluencia de forasteros que llegaban diariamente y sus necesidades de encontrar un lugar donde vivir, habían producido un “boom” inmobiliario como nunca había vivido la ciudad, todo lo que se edificaba era poco para la enorme demanda de viviendas que se exigía y claro como ocurre siempre que la demanda supera a la oferta los precios subían y subían, llegando a unas niveles como nunca se habían conocido, pero a pesar de ello continuaban y continuaban subiendo.
Y aquí es donde aparece Jactan un príncipe semita que se ocupaba en el Ayuntamiento de la concejalía de infraestructuras de la ciudad, que enseguida vio la oportunidad de dar un pelotazo, aunque entonces no se utilizaba esa expresión, así que, gracias a sus influencias logro del alcalde de la ciudad un tal Nanrak otro semita de ascendencia aránea, que también andaba pringado en negocios no muy claros, que una parcela reservada para un parque infantil fuera recalificada como urbanizable, y aunque probablemente el no invento lo que considero como astuta maniobra, si debió ser uno de los primeros en darse cuenta lo fácil que era hacerse rico si se trabajaba en una de esas altas instancias y se manipulaba los temas municipales sin escrúpulos.
La parcela fue vendida de inmediato, gracias a su intervención por unos cientos de talentos, una miseria, a un primo suyo un espabilado asirio llamado Fenech que siempre andaba metido en negocios dudosos, creando ambos de inmediato una constructora “Construcciones Babel” en la que pusieron al frente a Dodanim, un caldeo medio tonto y casi analfabeto que interpusieron como hombre de paja, comenzando de inmediato a construir un gran edificio de apartamentos lo más alto que fueran capaces de edificar para aprovechar al máximo la superficie del terreno, en principio pensaron en quince o veinte pisos, una verdadera barbaridad para la época, sobre todo por el impacto estético que ello suponía, todos los edificios de alrededor eran como mucho de tres plantas, pero a Jactan, a Fenech y a su equipo eso les traía sin cuidado pensaban que se iban a hacer ricos en poquísimo tiempo y lo demás les importaba poco.
En seguida empezaron a distribuir por la zona propaganda de lo magníficos que serian los apartamentos que estaban construyendo que tendrían una superficie habitable de doce metros los pequeños y dieciséis los de lujo, una hermosura para la época y unas vistas como nunca se habían podido imaginar, la respuesta fue inmediata y al poco tenían montones de peticiones para la compra de alguno de ellos.
La obra aunque les estaba saliendo muy barata, explotando a caldeos, asirios y acadios que llegaban continuamente a la ciudad en busca de una oportunidad, les tenía muy preocupados pues aunque el edificio subía y subía, no lo hacía a la velocidad que ellos esperaban, se producían continuos incidentes, muchos más de los que esperaban, ya que al tratarse de un edificio de esa envergadura y no tener experiencia en su construcción, cuando no fallaba una grúa, era un andamiaje el que se caía o un hundimiento de un piso lo que se producía y no es que las victimas que se originaban les importara mucho a los dos espabilados dueños de la Constructora, lo que les amargaba la vida era la lentitud, ya llevaban cuatro años desde que empezaron los cimientos y solo habían llegado al piso octavo.
Y de pronto, ante su sorpresa y casi de un día para otro las cosas se torcieron y se pusieron mal para ellos y para toda la comunidad babilónica.
Los precios de las viviendas habían subido tanto, que empezaron a reducirse drásticamente las ventas, al bajar las ventas, las compañías constructoras empezaron a despedir trabajadores, a eso le siguió el cierre de otras muchas empresas relacionadas con la construcción, mas paro y mas caída de la demanda, el globo de la construcción se había pinchado, como tantas veces luego pasaría en el futuro.
Consecuencia, la Constructora Babel, tuvo que parar la obra, al principio provisionalmente y enseguida de forma absoluta, se les trunco de golpe el negocio que pensaban hacer, aunque, eso sí se quedaron con las entradas de reserva por los apartamentos que los clientes más impacientes les habían adelantado al comprar sobre plano.
Jactan y Fenech no se arruinaron, pero tampoco ganaron lo que pensaban y la torre se quedo a medias, la torre que todos conocían ya como de Babel y ya se sabe lo que pasa cuando se abandona una construcción, primero los robos, luego los ocupas y finalmente los medios atmosféricos la fueron deteriorando y deteriorando hasta que al final solo quedaron unas ruinas y una leyenda.
Fernando Mateo
Abril 2016

Texto agregado el 04-04-2016, y leído por 121 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
14-04-2016 Tejer una nueva historia sobre una leyenda conocida por cientos de miles, revalidada por las centurias y sacralizada por las Escrituras no es cosa fácil, pero de repente, vienes tú y con un desparpajo envidiable y ponderado nos regalas tu versión, moderna, creíble, soberana y convincente. Y me quedo preguntándome si no habrá sido, así, tal cual lo narras como sucedió la cosa. Me inclino a creer que tu texto es la historia y la otra es la fábula. -ZEPOL
08-04-2016 Una historia conocida narrada desde otro ángulo, más vivas y activo. Me gusto mucho la forma. Excelente amigo mio. 5* dfabro
04-04-2016 Menos mal que entre vos y Pato me esclarecen por completo casi todos los temas dudosos! Gracias!!! :))) MujerDiosa
04-04-2016 Ya me lo figuraba, aunque la verdad siempre había supuesto que la culpa la tenía el casero. Al elevar las rentas, los inquilinos se habían hecho el loco para pagarle (hacían como que no le entendían) y despiadado, él los había corrido. ¡Maldita pobreza! Pato-Guacalas
 
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