En el momento que esperaba la muerte.
En el momento que la esperaba le hice un buen café sin azúcar, porque la muerte es amarga supongo yo, puse una melodía gris como ella aunque no sé si es mujer o hombre, espero que sea mujer, siempre es bueno conocer otra mujer con tanta experiencia en su labor en el equilibrio del mundo, imagínense que no hubiera la muerte, el caos que abría con tanta gente.
Si la muerte es natural, porque le tememos, recíbala con cortesía, ofrézcale de comer si es que come, un trago si es que bebe, invítele a tomar asiento y converse con ella, al fin y al cabo estarás con ella toda la eternidad, cera más que tu familia, ponga sus condiciones, uno no sabe si va a un mundo mejor que este o peor, bueno que peor que este no treo, con tanta desigualdad.
No te morirás de hambre por qué es taras muerto, y por esto no trabajaras, ceras como un empleado del gobierno, que no trabajan y están como muertos cuando les toca resorber un problema a la comunidad.
Pregunte sobre el dilema del cielo y el infierno, pregunte cual es mejor, quien sabe si lo malo que se dice del infierno es para que no se vallan mucha gente para halla, y si tienen club exclusivo con cancha de tenis o gol pecina, piense que supuestamente la gente que ha llevado vidas desordenadas están en el infierno. Gente alegre sin prejuicios, sin escrúpulos que le gustan los tragos, el sexo libre, divertirse a plenitud.
En el cielo supuestamente va la gente buena, muy religiosa, moralista, que no malgastan el dinero, no rumbean, de una sola mujer o un solo hombre, gente aburrida.
Y como hay libre albedrio usted decidirá, si aburrirse por la eternidad, o divertirse por la eternidad.
Y la muerte ira con su nueva adquisición de la mano muy alegres los dos.
Autor: Juan Alexis Díaz Chávez.
13-3-2016
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