Una respuesta que nunca quise
me fue consumiendo el alma
y matándome de poco,
fueron palabras crueles
como dardos venenosos,
revestidas de maldad
absoluta...
no sé como pude
seguir de pie desde
ese entonces.

El azul de mis sueños
se tiñó de color sangre
y en mis ventanas
ya no entraba sino
una pequeña partícula
de luz y
conforme pasaba
ek tiempo
me sentí cada día
un poco más miserable
que el anterior.

Un despojo de hombre
es lo que fui,
aves carroñeras
esperaban mi eventual
deceso,
la desgracia tocaba
mi puerta
y yo la dejaba entrar.


Decidí romper
en trozos infinitesimales
tus falsas promesas de amor,
vomité en tu recuerdo
hasta el hartazgo,
pude clavar mi mirada
en la tuya
y decirte finalmente
que no te necesito.