Que la complicidad sea mi compañera y una casualidad de la historia tu dolor.
Pues tu sangre no merece lamentos en otra lengua, ni tus hijos la clemencia de mi Dios.
Eres carne que huye de la metralla extranjera. Un cuento que no estará en los libros de nuestras escuelas, pues tú no eres digno de mi aflicción.
Son muchos nuestros problemas como para llorar por los tuyos, me cuentan.
Me piden que no haga caso a lo que mi madre me enseñó.
Me piden que cambie ese canal en donde me miras, como si por vivir pidieras perdón.
Texto agregado el 27-03-2016, y leído por 93
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Lectores Opinan
27-03-2016
Nos dejas con la incertidumbre de no saber qué respondes ante tantas exigencias... -ZEPOL
27-03-2016
Me ha gustado leerte, tu texto deja muchas aristas como para la reflexión.
Un abrazo dulce. gsap
27-03-2016
"Me piden que no haga caso a lo que mi madre me enseñó". Que fuerte, como resumes lo mal llamado avance de la civilización, porque así interpreto el sentido de tus profundas letras reflexivas, que la "civilización" en manos de los "civilizadores" busca enterrar los orígenes de los pueblos y a quienes luchan por mantenerlos vivos en sus costumbres y sus derechos. jdp
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