Time is a flat circle.
Todo lo que pasa, ya pasó.
El tiempo alcanzó la infinidad hace tiempo ya
y sólo tenemos una vida para percibir lo que nos toque.

“Conviniendo que el conjunto de tiempo en el que uno está en verdad feliz es indefectiblemente menor a comparación del cual tiene una cierta desazón por no haber realizado algo alguna vez, podemos confirmar la idea que el pesimismo de Schopenhauer propone al decir que la felicidad es un concepto inalcanzable y por ende que la vida en sí es el sufrimiento de no sentir a ese nivel. Así que aun mínima, todas nuestras penas están depositadas en el ayer, en el pasado. Por lo que sufriendo así el presente es entonces el pasado. Y sólo será futuro al ser feliz.
Al amar uno proyecta. Se hace infinito e inmortal, asegura su porvenir y se arriesga a adivinar que el próximo instante será igual. El tiempo, en definitiva, deja de ser la suma de tres segmentos para entenderse como un círculo de dos perfectas mitades que jamás podrán tocarse, pues nosotros vivimos en el gris que se interpone entre ellos.
Dios sólo hizo la explosión en el espacio, dejando a la materia como primogénito. Fue el Diablo quien decidió hacer el tiempo, creando así la vida para poder tener algo que llevarse.
Todo lo que se destruye y lo que se crea está en constante pelea. Nosotros pasamos por el medio y nadie es lo suficientemente importante como para cambiar ese orden tan perfecto. Al final a todos nos destruyen, a todos nos llevan igual. Hacía otro lugar con la misma premisa por el resto de esta eternidad”

Renacemos sin querer decirlo,
porque afirmar la idea de crecer, es aceptar la razón de la vejez.

Jugando a la escondida
soñando volver a pebete,
para que el mundo no lo encuentre contando las horas sin hacer nada. 
Riéndose un poco de haberlo entendido todo.

Time is a flat circle.
Esto ya lo escribí, ya lo pasé.
El momento golpea las puertas de mi mente
y estoy preparado a volver a decirlo otra vez,
para siempre y de nuevo.