Algunos monstruos se esconden debajo de mi cama
perturbando el sueño de la realidad,
teñiendo en gris la esperanza de lo normal.
Y me consume la belleza que no puedo apreciar.
Por ignorancia.
Por no haber aprendido a mirar.
Y en el recreo los días vacíos parecen señalar la escasez.
Si no aparece tu mirada
me pierdo en el inalcanzable reino del ayer.

No soy más que un novato en un juego de ajedrez.
Busco una salida en el desierto,
preparo la herida para llenarla con sal.
Y te encuentro ballena franca de lucidez.
Que tenerte es la esperanza de la vida.
Que tu abrazo es volver otra vez.

La tierra se hace tiempo
y el tiempo se hace fe.
Por eso espero tu llegada violenta.
Espero la esperanza de merecer.
Sólo entonces podré decir
lo que jamás podré admitir.
He vuelto para quedarme,
sin ti no puedo más vivir.