LAS MASCOTAS FUERON CULPABLES
Leonila y Agatón formaban un matrimonio desesperante para quienes los conocían y para ellos mismos. Nunca estaban de acuerdo en casi nada. Por todo controvertían, discutían y con frecuencia terminaban en pleito convirtiendo aquel hogar en un templo al mutismo.
Ella y él eran profesionistas, psiquiatra de medio pelo el esposo y ella profesora jubilada. Ambos con cierta inteligencia, la mujer mucho más que él, además con un carácter intratable que sabía disimular muy bien con los demás.
Aquella tarde, reunidos en medio del tedio, ella buscó conversación con el marido, el pc estaba averiado y no encontró algo más a modo para entretenerse.
—Oye peloncito (así le decía cuando se mostraba melosa), ¿y si compramos una mascota? —
El marido la ignoró, como solía hacerlo casi siempre.
— ¿Un gatito? — Insistió la mujer ignorando el desprecio del marido.
Un despectivo silencio fue la única respuesta a su pregunta.
— ¡Te estoy hablando desgraciado calvo! — Gritó iracunda la maestra.
El hombre, acostumbrado a esos exabruptos, etílicos la mayoría de las veces, sin voltear a verla, con esa parsimonia tan cercana a la pobreza de espíritu y a la falta de pantalones para no dejarse mangonear, le contestó como acostumbraba, apoyándose en su entrañable aliado… Google.
—Los gatos arañan y muerden, dejan pelos nocivos en todos lados, su alimentación es costosa, se debe instalar y renovar cuando sea necesario el arenero y limpiar con más frecuencia la casa. También será forzosa en su momento la atención de un veterinario. Además, tú bien lo sabes, el pelo del gato me causa alergia y dermatitis. Si te sientes tan sola mejor cómprate un perro, terminó diciendo el marido con gesto compungido.
— ¡La concha de tu pelona madre!, si yo quiero un gatico será un gato, esta casa es mía y yo aportó el dinero para su maneje, tú te la pasas pintarrajeando tus famosos cuadros que no interesan a nadie, ni regalados— Volvió a gritar iracunda la esposa con el rostro enrojecido y temblándole la papada.
— Sábelo bien, en el esoterismo se dice que el gato emana buenas vibraciones a quien lo elige. En muchas culturas el gato es un importante y muy antiguo símbolo espiritual. Un animal de poder desde Egipto, Babilonia, hasta el mundo celta, donde el gato representaba el guardián del inframundo. Los gatos son estoicos, nunca se quejan aunque sientan dolor, aguantan como ningún otro ser vivo el dolor, son silenciosos y misteriosos.
— El gato tiene la capacidad de ver en la oscuridad, se desenvuelve muy bien en ella, aún sin luna ni luz alguna distingue a su presa, al gato se le atribuyen las propiedades de la intuición, el misterio, lo espiritual, los sueños…
— ¿Qué dices a eso he, he? Terminó diciendo la mujer con un dejo retador.
El hombre puesto en pie solo contestó: — ¡Un perro!
Las argumentaciones de uno y de la otra en una disputa como perros y gatos continuaron por varias horas sin lograr ponerse de acuerdo. El nuevo amanecer sorprendió al psiquiatra calvo pintando en un cuarto de hotel barato, la desavenencia con su mujercita tuvo su costo, además le había exaltado la inspiración, estaba a punto de terminar un nuevo boceto donde representaría al animal más distintivo de su personalidad… En el lienzo sobre el caballete ya se distinguía una escena campestre donde una yunta era el motivo central.
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