Necrópolis


Al contemplar llorando la madrugada,
comienzan a rodearme los miedos,
¿dónde quedó la oscuridad
y la penumbra
que me hacían sentir seguro?

Dejo de andar y de caminar,
mi tiempo se detiene,
no puedo avanzar por ningún sendero

La luz ilumina la necrópolis,
no veo las estrechas calles,
donde, a sus costados, se erigen
grandes mausoleos,
que embellecen el paisaje,
con muros de piedra
y coronados por grandes cruces de metal

En cada hogar yace una vida

Esperaré largas horas,
hasta que las sombras retornen
y cubran la ciudad,
donde viven los muertos.

mariorabie@gmail.com