Esta mañana
Se despierta cuando veo llegar
tu silueta arrastrando una tolva de penas.
Quizás pienses que estoy enojado contigo,
Que no quiero mirarte más a los ojos,
Y no sorber más esa infusión que sabe a hiel sin el polen que esparce tu boca roja de miel.
Quizás sea cierto, quizás sólo estoy actuando y en busca de una señal que me diga que hay de cierto en todo eso que nos llevó a esto, lo "nuestro"
Espere esta mañana que me digas a los ojos con otras palabras como lo hacemos, "aún te quiero, dame un beso aunque te diga que no, rozame aunque sea de pasada, hazme un chiste, riete de mis desgracias,"... todo eso que sólo dos ebrios entienden con sólo una mirada.
Espere esta mañana y no te vi más, te espere y llegaste vacía de todo eso, lo nuestro lo único verdadero entre dos que escriben con el corazón y viven con la razón.
Y llegó una mañana donde la que vino no eras vos,
Me encontré con una osamenta
Y una cabellera gris vistiendo harapos hediondos.
Me busque en el reflejo del éter que brillaba en tu frente y un soplo cadavérico me arrastró a un hoyo lleno de cristales rotos.
Desfalleces en silencio y caes desplomada antes de llegar a mis brazos,
veo rastros en lo que queda de tu cuerpo, noto garras asesinas zurcar tu espalda,
el zupay que te chupó hasta la última gota de sangre y te seco la carne.
Despierto sobre un mármol que talla tu nombre envuelto en un charco de sangre que chorrea de mi pecho como cien puñaladas en un odre de vino fresco.
Aprisionó un papel arrugado y con gotas de sangre manchó uno de mis últimos versos, " ya es tarde, jamás voy a volver a sorber el néctar de tus labios en otros besos." |