"Anoche volví a soñar contigo... Sí, otra vez. Te parecerá que soy un pesado, un obsesionado con tu persona, tu cuerpo, tus bellos ojos azules, tu largo pelo como un bello campo de trigo maduro... Son ñoñerías, lo sé, pero ¿no te gustan? Admítelo, porque me lo dijiste el otro día.
Anoche estuve soñando contigo... Sí, pero déjame acabar. Soñé que estabas conmigo, como siempre, pero de una forma diferente, distante. Me dí cuenta de ello... Sí ya sé que son sueños, pero déjame acabar. Te fuiste, y yo me quedé ahí tirado, sólo entre un mar de sombras; la cabeza se me llenó de pensamientos pesimistas, como siempre; me tumbé, y me olvidé de todo. Apareció un cielo despejado con nubes, un campo, una colina, extrañamente yo estaba tumbado en la colina. Cogí un hierbajo de esos que siempre me pongo en la boca cuando me aburro en el campo, y me volví a tumbar. Contemplé las nubes, y muchas de ellas me recordaron a mi infancia, cuando no te conocía. Me sentí amargado. De repente oí tu voz; me incorporé y ahi estabas, saludándome. Sonreí y te devolví el saludo. Me decías con gestos que bajara, y bajé, porque quería estar contigo. Al llegar, me abrazaste y me dijiste que me echabas de menos... ¡Espérate un momento! Ya sé que eso nunca ha ocurrido... Sí, ya lo sé... ¡Por teléfono no se puede hablar contigo! ¡Ya nos veremos! Besos."
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