Hace dos días que se fueron las hojas y no ha empezado uno a echarlas en falta que ya han vuelto a salir. El cambio climático- lo tengo cada vez más claro- ha comenzado a producir una mutación, aunque no se manifieste a primera vista. No sé si perderemos una oreja o capacidad prensil o qué, pero que esto supondrá cambios, no lo pongan en duda. Estamos sentando las bases del porvenir en La Tierra, hasta tal punto que uno los días corrientes ya los vive como despedida. Vamos a ser una de las últimas generaciones que poblemos esto, ahora que empezábamos a comprender el meollo del asunto. Estoy seguro de que el momento de la destrucción corresponderá con el del descubrimiento del nudo gordiano. Se ve venir. No podremos vivir para disfrutarlo.
Cuando por fin se demuestre que no existe Dios, éste nos aplastará con algún rayo cósmico o algo así. Lo que no quiere decir que dejemos de comer y de desenvolver nuestras actividades habituales. No va a ser pasado mañana, pero está claro que algunos testamentos nuestros no entrarán en vigor. Cuando menos lo esperemos no habrá nada que repartir.
La polución y el cambio climático forman ya parte de la vecindad. Se han instalado y es probable que lo hayan hecho con la intención de quedarse de manera permanente en unas largas vacaciones sin fin.