Palabras iban y venían de tu boca,
Jugando con un vaivén de sentimientos atípicos y no reales, palabras célebres que se las lleva el viento,
Discursos hablados sin un transfondo y argumento válido.
Ojos que miran otras realidad a través de los míos, pero sin verme, sin observar.
Manos frias y torpes a la hora del amor, que con sus roces, te llevan a un pensar frío y desalentador.
Cuerpo al servicio del día para sus satisfacciones propias y bizarras, que hacen de igual forma perder la noción del tiempo.
Tiempo encapsulado con pretextos para todo, rodeado de efímeras y gloriosas mentiras que se confunden con verdades inalcanzables a la hora de la reunión.
Caminar coqueto y seductor que atrapa miradas para un ego destruido y armado de vanidades absurdas que intentan dar respuestas a lo que no tiene respuesta ni camino.
Tomo esas manos llenas de caminos de seducción y juegos pasajeros, para buscarles una guía, y un verdadero camino, que con esfuerzos se tiran a la borda y comienza un nuevo empezar.
Tomo esos ojos que no miran ni observan, para que vean un mundo con matices lejos de lo conocido por ellos, para que sepan lo que es mirar el alma del ser.
Tomo tu vida para mi, para hacerla parte de mi, reconociendo que esos lazos son corrompidos por agentes externos llamados personas.
Agentes llenos de expectativas por tu quebrado andar, lleno de dudas, de preguntas sin resolver, amparandote de dios para un próspero porvenir.
Momentos de tormentos, agonias infinitas que no terminan de acabar y llenan tus memorias de antecedentes pasados, con penas y glorias que tu razón aun no perdona ni entiende.
Momentos de habla sin palabras, que susurra el silencio, que en ocasiones grita de agonia por no ser escuchado.
Pasos gigantes sin dirección alguna, perdidos en la oscuridad del alma, alma que no toca ni siente, alma que muere lentamente en su silencio agónico.
Frases repetidas para satisfacer, frases con vacío de contenido, que murmuran tu torpe venir.
Si he de estar lejos de tus pasares, aprendi duramente con el tiempo, que la agonía la tenia yo, por no escuchar a la razón, por escuchar a este estúpido corazón, que valientemente lucha por algo que no tiene solución.
Si lees estas palabras te digo, me perdono a mi mismo por hacer oidos sordos a la vida, que me trajo recompensas que no supe apreciar, que solo me trajo dudas a la hora de amar.
Me siento feliz, pues ya se que no es conmigo tu felicidad, sino que tus alegrías están, con el alma del pasado que no puedes olvidar.
Gracias a las palabras me desahogo, aunque mi corazón llora, se inunda, apagando la energía de mi ser, mis ganas de querer.
Contigo olvidé cosas, pero a la vez como consecuencia solo dudas y miedos.
Miedos que crei olvidados, miedos a un corazón vacío e insensato, que no quiere entender, que daña con ese particular querer.
Frío como hielo, áspero y seco como la arena del desierto, oscuro como noche de invierno, con ecos de recuerdos.
Solo pido misericordia al querer, puesto que intenté mostrarte el verdadero querer.
Amor de disparos, amor fugaz, si solo escucharas mi andar.
Me armo de valentía y miedo total, solo para llegar a preguntar, dime si tu conmigo realmente quieres estar.
Si respuesta negativa he de apreciar, dejaré el nido que nunca creció, el nido que nunca maduró, para perderme entre la multitud de niebla, y te dejaré pasar, solo que esta vez con el trágico final, de separar mi alma de la tuya, para una vez por todas al fin terminar, lo que nunca comenzó y siempre terminó, para sentarme en el mar y ahogar las penas que mi corazón ya no ha de soportar. |