El agua verde oscura
que bebían las palomas
salpicó nuestro destino.
Una tarde cualquiera
humedeció el silencio
e introdujo tristeza.
Pero vivir es necesario
y tiene sentido hacerlo
no obstante el temor.
Con la voluntad en penumbras
buscamos la luz que siempre
había estado allí.
Combatimos sin verguenza
acallamos el espanto
y sé marchó el alarido fatal.
Texto agregado el 17-03-2016, y leído por 124
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