De recién casados ella le preguntaba: ¿A qué hora regresarás? Él era el hombre más feliz de la tierra. Con el paso del tiempo y prisioneros de la rutina ella solía preguntar al marido cuando regresaba a deshoras por la madrugada: ¿De dónde vienes? Él se sentía el sujeto más cuestionado de la ciudad. Unos años después a cualquier hora que regresara ella insistía en preguntar: ¿Ya no me quieres? ¿Quién es ella? Aquel hombre se sentía el más importante del vecindario. Cuando la vejez los alcanzó y él ya había sido jubilado en su empleo y se la pasaba apoltronado en su vetusto sillón bebiendo cerveza y disfrutando del futbol, ella no cesaba de preguntarle: ¿Por qué no te vas por ahí con tus amigos o amigas al menos para platicar de algo? Entonces él se sabía el más despreciado y miserable de aquel hogar.
Texto agregado el 08-03-2016, y leído por 350
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Lectores Opinan
12-03-2016
Es muy cierto que cuando el hombre envejece,es cuando mas está y es también cuando mas lejos lo desean.
Triste;pero él lo propició*****
En todo caso debe estar feliz,lo ha vivido todo.
Un abrazo
Victoria 6236013
09-03-2016
Uy qué triste... pero que real!! Te abrazo dulcemente, querido Jesús.
gsap
09-03-2016
Así es la vida. Es bueno aprender la lección vida de este hombre engreído que el tiempo le jugó una mala jugada. !Muy bueno! Saludos. NINI
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