-Menudo calor que hace, ¿eh?
-Si, mucho- Julián se percata entonces de su fuerte erección. Traga saliva - Carmen...
-¿Sí, señor Julián? - ella se gira bruscamente, y Julián no puede evitar ver el bamboleo de sus turgentes pechos.
- Ehm... Nada, nada... - Julián se gira rápidamente, avergonzado, mientras hace como rebusca entre los papeles.
Carmen se encoje de hombros y continúa con la limpieza. "Qué hombre más raro... Bueno, es normal, nunca está su mujer en casa. Se debe de sentir tan solo..." piensa mientras quita el polvo de la estantería, retirando uno a uno los libros.
- Bueno, ya está - Carmen se baja de un ágil salto de la silla, sus pechos vuelven a bambolearse. Julián, que la miraba de soslayo emite un sonido de afirmación, intentando parecer distraído con sus papeles. Pero no lo logra... no puede dejar de pensar en Carmencita, en su cuerpo tras el vestido. En esa carne jugosa. Tierna. Piensa en devorar cada centímetro de su cuerpo. Lamer cada gota de su sudor. Piensa también en ese ligero aroma a quita polvo, a lejía, al spray desodorante. Y desea tomarla. Su erección ahora es tan fuerte que debe sentarse, mientras Carmencita lo mira extrañada.
- ¿Se encuentra bien, señor Julián? - le pregunta, mientras se acerca mirándolo a los ojos. Pero Julián... Julián siente que no puede dejar de mirar a otro sitio. Uma Sumac le invade la cabeza. Cantos de sirena lo llevan a querer alargar la mano y...
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