Decidí cerrar los ojos y atarlo hasta en mis sueños.
Lamerle la muñeca y morderle la entrepierna.
Buscar su agotamiento, hacer de él mi dueño.
Ni un requiebro. Me acostumbro a sus maneras.
Y me dejo. A pesar de sus rarezas.
Juega, grita, pero a veces también besa.
Inconveniente en mi vida rutinaria.
Eso si, por las noches nunca falla.
No lo desato.
Me da pavor.
Texto agregado el 11-09-2004, y leído por 268
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Ahh, muy bueno. Quizá la poesía sea lo tuyo. Deja ver tanta cosa... me ha impresionado el lenguaje y el juego de una idea que disfruto personalmente. Parece el tipo de mujer del que se enamoran los artistas, esa que describís. Desleal
09-12-2004
Eres demasiado buena. Genial estilo sugerente, como las mejores peliculas de suspenso. GraNada