Tenía rato mirándola con infinito deseo. Ella muy quieta parecía incitarlo a cometer aquella atrocidad. Con paso tembloroso y mirada ávida se aproximó a ella, sus manos recorrieron con codicia todo su cuerpo, de arriba abajo, de abajo arriba. Se acercó más para tratar de olfatear el íntimo aroma guardado en su interior.
No resistía más, le urgía probar su entrañable néctar que lo enloquecía. Entonces trémulo la tomó por el cuello, se escuchó el apagado sonido de una ruptura y un suspiro de satisfacción cuando el dipsómano rompía el ayuno… ¡con un largo trago de licor de aquella botella!
Texto agregado el 03-03-2016, y leído por 333
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Lectores Opinan
04-03-2016
No podía creer que ella se quedara quieta.
Hasta rabia me provocó...
Fuí una mal pensada....*****
Un abrazo
Victoria
Me gustó demasiado.... 6236013